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Update: Recién me avisaron que falleció, voy a esperar media hora, a ver si llamo para dar el pésame y me dicen que se confundieron de nuevo.
Orden cronológico de lo que grite mirando al techo el domingo cuando me desperté:
11:45 AM: “Dios, decime que estoy muerto”
11:46 AM: “Que alguien secuestre y torture lentamente a los químicos de la Quilmes”
11:47 AM: "¿¡Quien sos vos!?"
En el auto el Pipa, Andrea y yo.
Y: ¿que haces Andrea? ¿Alguna novedad?
A: si, renuncié al trabajo
Y: (con voz de asombro) ¿Por qué?
A : porque pude.
Ayer, mientras rayaba una cebolla y lloraba como un condenado al mejor estilo Grecia Colmenares en “María de nadie” me hacia estas tres preguntas:
1-¿Quién fue el hijo de puta que me robo mis antiparras pela cebolla en mi última mudanza?
2-¿Las minas se dan cuenta de todo lo que hacemos para caerles bien?
3-¿sigue viva Grecia Colmenares?
Trabajé tres años y medio en una agencia de quiniela. Ahí ocurrió el siguiente diálogo:
(sitúense, vieja horrible de sesenta y pico, parada haciendo piecito para llegar un poco más lejos en el mostrador, yo del otro lado acercándome de manera gentil creyendo que estaba afónica)
Vieja: soñé con el 69, ¿vos decís que sale?
Yo: ………….
La distancia que separa el ascensor del hall del edificio es larga, muy larga, de esas que metes la llave, pasas, y a mitad de camino oís que alguien entra e inevitablente tenes que esperar horas como un imbécil, con la puerta del ascensor abierta para no quedar como un maleducado.
Hoy con cuarto de camino echo distinguí el ruido de la llave en la cerradura, con cara de terror mire para atrás en cámara lenta y con pánico vi a la vieja mas echa mierda del edificio, con el perro que paseaba juntaban fácil, ciento dieciocho años, apure el tranco con un gesto de “no te espero ni en pedo”, la vieja me largo la bola de pelos con patas que con un trote me alcanzo y me paso como diciendo “adonde va’ papa”.
Roberto (si Roberto, así se llama el perro, lo juro por los Beatles), se sentó en la puerta del ascensor que ya estaba en planta baja. Los dos mirándonos de reojo, esperamos quince minutos.
Sábado, el despertador suena casi cuando las agujas estan apuntando al techo, mientras se lava los dientes piensa que hoy es buen día para empezarlo al revés, va a la cocina busca en el cajón a Jack “el destapador”, y descorcha un Goyenechea como quien pone la pava. Se sienta en el balcón, y mientras despide a pitadas cortas un humo blanco y espeso, se figura que este día va a ser inigualable.
El equipo despide “Come Fly with Me" cantado por el gran Frank. La alacena alberga un par de tintos de nivel, el porro se armo casi solo, es vienes casi noche y mi chica llega en un rato, si esto no es la felicidad, que alguien me diga adonde la encuentro.
Diálogo verídico entre mi amigo Julio y el verdulero de la esquina.
Julio: Che, ¿a cuanto tenés los huevos?
Verdulero: a tres dedos del orto
Yo sabía que teníamos un equipo de muertos, nunca pensé que era para tanto, en fin, dejando de lado el humor negro que tanto ayuda a veces, no puedo más que decir que como fiel hincha de Independiente hoy estoy triste. Como decía el Ruso, para nosotros los que aprendimos a contar del uno al once a los dos años gracias al balompié, hoy es un día sombrío, hoy se fue unos de los pocos tipos que entendían que el fútbol, es vino, asado y la pelota por el piso, que salir a la cancha es cosa de hombres.
Pastoriza me conquisto ya desde la salida a la cancha de los jugadores, eso de marchar en fila con el pecho inflado y la pelota en mano, demostraba la guapeza que el tipo siempre transmitía, uno lo veía al Pato como un verdadero guapo de esos que no quedan, un tipo con mucho códigos, códigos que hoy ya no se encuentran.
Entendió al fútbol como un juego de pasión instantánea y no un festival de publicidades y los que disfrutamos del fútbol, vamos a estar siempre agradecidos.
Desde acá este devoto simpatizante de Independiente, se para y grita por última vez “¡que de la mano de Pastoriza toda la vuelta vamos a dar!”