Salgo de casa , camino saboreando humos dulces por el parque y me sumerjo en las catacumbas de la línea E, todos los días hago este recorrido para ir al laburo, pero hoy es viernes noche y la mejor opción es rajarse un rato para el Centro Cultural San Martín, ahí me espera la dulce vos de Rosario Bléfari, admito que nunca me gusto en demasía , pero lo de ayer fue terrible, una demostración de talento , ese que a uno le gustaría tener y que, lamentablemente , nunca nos va a rozar.
El show es corto, pienso que de ahora en adelante cualquier recital de ella va ser breve, así toque diez horas.
Termina rondando las diez y media pasadas, y la segunda parada es el C.C. Borges, últimamente no aparece nada que me guste musicalmente hablando y la banda que abrió la noche en el Borges no fue la excepción, Interama arranco pasada la medianoche y fue el mejor somnífero que se pueda digerir, un verdadero embole, mas que llamarse Interama tendrían que haberse llamado “Radiohead nos coje”, una copia mala y aburrida de algo imposible de emular.
Por suerte termina, el telón se cierra y se vuelve a abrir media hora después , ahora si con Bicicletas en el escenario, banda por la cual me había acercado hasta ese reducto ocupado por bellísimas muñequitas pop adolescentes del tipo papi me paga todos los caprichos.
Bicicletas no me defrauda, nunca los había visto en vivo pero el disco descansa en mi equipo hace tiempo, recital con el tiempo justo de ejecución, una hora de coplas lindas y breves, casi como deberían ser todas las canciones.
Ya es tarde, auto, risas y un par de bondiolas en la costanera, suficiente para un viernes.